Ya estamos en otoño y es época de castañas. En los colegios es típico hacer la “fiesta de Magosto”, donde la protagonista es este fruto seco.
Es un producto rico en agua, con mucha fibra y apenas azúcar, lo que es altamente recomendado para nuestro organismo, pero eso sí, hay que señalar que contienen hidratos de carbono y como ya sabemos, engordan. Siempre, en mi casa, se decía que eran muy buenas para el estrés, la depresión, la memoria, etc. Quizás era porque, a veces, andábamos un poco justo de esto último.
Un clima templado y húmedo es ideal para que podamos disfrutar de estas delicias. Habitualmente, se comen asadas, pero en Galicia, también se cuecen con ramas de anís y se toman con leche. Algo exquisito, que he tenido la suerte de probar.
Se pueden añadir a postres, hacerlas al horno y otras muchas maneras con tal de poder saborear este otoñal fruto seco.