Cuando te miras al espejo…de frente, de lado derecho, del izquierdo, siempre sobresale esa curvita, nuestra barriga, que en muchas ocasiones hemos oído que es la “curva de la felicidad”, pero desde luego no siempre es así.
Se acaba el verano y hay que ponerse más ropa que a veces nos disimular nuestro cuerpo, pero a la vuelta de la esquina tenemos las fiestas navideñas para sacar a relucir nuestras mejores galas. Hay que ponerse manos a la obra si queremos unos buenos resultados.
Primero hay que decir que necesitamos ser constantes porque de lo contrario no lograremos nuestros objetivos. Hay que controlar la alimentación, esto no significa dejar de comer, pero sí controlar lo que se come. Reducir las grasas, pasarse al aceite de oliva, tomar un buen desayuno con zumo natural, no picar entre horas y evitar los fritos, es una buena manera de empezar. Dejaremos para ocasiones puntuales las bebidas con gas y nos llevaremos una pieza de fruta para esos momentos entre comidas que el estómago no puede esperar.
El ejercicio forma parte esencial de nuestro programa. Aquellos ejercicios aeróbicos son vitales para nuestra barriga. Encoger los músculos, respirar unos segundos y volver a la posición normal, es un ejercicio muy fácil y que lo podemos realizar en cualquier situación. Sesiones de abdominales diarias serán el complemento de nuestro consejo. Se puede conseguir, lo sabemos, pero es cuestión de paciencia y como dije anteriormente, constancia.