Cuando éramos pequeñas y solíamos reunirnos para jugar, nos encantaba vestirnos con la ropa de nuestras madres. Después, cuando vas creciendo crees que aquella ropa estaba pasada de moda…¡qué engañadas estábamos!, porque como se dice, la moda vuelve y con mucha fuerza.
Los años cincuenta y sesenta aparecen por la puerta grande y qué mejor que vivirlos en primera persona con trajes ideales para ello. Faldas o vestidos ajustados, no demasiado largos, sino justo por debajo de la rodilla, aproximadamente.
El color negro y rojo son dos de los más usados en estas prendas, pero claro que siempre nos podemos encontrar con tonalidades en malva o en verde. Las rayas o los lunares son los estampados favoritos de estos años, al igual que los pañuelos para la cabeza, el complemento ideal.