A causa de ciertos alimentos y el paso del tiempo los dientes van tomando un color más amarillento, no brillan como cuando nos salían, tan relucientes, que daba gusto verlos.
En el mercado hay varios productos que realmente no es que blanqueen, sino que con su uso regular, va dándole al diente su color originario, porque los elimina de toda suciedad que aunque no veamos siempre se acumula.

Algunos de los trucos que existen, caseros, son las hojas de salvia fresca: hay que frotar los dientes con ellas y dan una limpieza al instante. Los médicos, que siempre insisten en que comamos mucha fruta, pues si tomamos manzanas a bocados, cada uno de esos mordiscos, está limpiando nuestra dentadura.
Creo que el truco por excelencia es frotarlos con limón.

Así, a priori, puede dar un poco de “repelús”, pero cuando veamos el resultado, nos convencerá. Sonríe y luce una bella dentadura.