Existen muchos vestidos en la moda femenina, y puedes probarte cualquiera sin hacerte daño, pero cuando se trata de poner sobre tu cualquier una crema, no puedes elegir cualquiera; debes conocer tu tipo de piel, y usar cremas que ayuden a equilibrarlo.
La piel normal se caracteriza por ser suave al tacto, los poros son apenas visibles y puedes lograr un bronceado de forma sencilla. Cuando te lavas la cara, debes notar que en cuanto el agua seca, la piel permanece flexible y resistente.
Con este tipo de piel, lo único que debes hacer es mantenerla en ese estado. Límpiala con un jabón neutral, e hidrátala con una crema fluída.
Las piel seca es casi lo puesto ala piel normal, ya que ésta se ve apagada, y luego de lavarla, seca e inmediatamente se siente tirante, llegando incluso a desescamarse.
Las glándulas sebáceas de este tipo de piel son demasiado reducidas, y por eso, requiere humedad extra para tener flexibilidad.
Debes utilizar jabones suaves, y cremas nutritivas; especialmente durante la noche, para humectarla sin el peligro del sol.
La piel grasa es muy fácil de identificar: existe gran cantidad sebo o grasa sobre toda la superficie de tu rostro, los poros están muy abiertos, y si te lavas el rostro, este recupera su brillo en cuestión de minutos.
Cuídala con cosméticos libres de aceite, o empeorarás el problema.
La piel mixta es la que se ve como piel grasa en la zona T (frente, nariz, y mentón), y se siente como piel seca en el resto del rostro.